Desvelando los Contratos Encubiertos: Superar el síndrome del niño bueno para vivir con autenticidad

Luego de mucho tiempo y experiencias vividas, es fácil olvidar de dónde venimos y caer en lo que en Heurística se llamaría, "el sesgo del experto". O sea, tener una visión de la realidad reducida a las condiciones de hoy en día, olvidando de forma consciente las bases sobre las cuales operamos. Esto es lo que provoca que muchas personas con años de experiencia, sean incapaces de comunicar de forma sencilla lo que hacen y por lo tanto, resulte difícil o imposible enseñar a otros. La fama que se han ganado los "genios" por ser los peores mentores.

Es por ellos que, constantemente me gusta recordar lo que implicaba para mí, vivir la vida sin recursos y por lo tanto estar a merced del drama externo pero sobre todo del interno. Con las historias que me contaba basadas en conjeturas y que sin darme cuenta creaban mi versión de la realidad... lleno de inseguridades, opiniones innecesarias y un mundo limitado en blanco y negro. Vivía con crisis de ansiedad, pánico escénico, desgano ante la vida, auto-sabotaje, crisis de identidad, exceso de complacencia, miedos, resentimiento y episodios de depresión.... Todo por pretender ser un niño bueno, pero sobre todo demostrarlo.

No quiero olvidar mi historia. Porque esto fue justo lo que me llevó a descubrir mi tarea de vida y crear un modelo de comunicación que hoy comparto con el mundo. Recordar mi pasado me conecta con más humanos que necesitan liberarse de sus entendimientos limitantes y aprender a liberar todo su potencial. Desde mi punto de vista, como especie social nuestra calidad de vida depende de nuestras relaciones y nuestras relaciones dependen de nuestra capacidad para comunicarnos. Pero para comunicarnos efectivamente, necesitamos entender nuestro mundo interior y hacernos cargo de nuestros poderes personales.

De niños aprendemos a relacionarnos con otros mientras dependemos de otros para sobrevivir. Entonces, se crean entendimientos tóxicos que muchas veces se sostienen en el tiempo como nuestra verdad: nuestra felicidad es condicional a lo que podamos obtener de quienes nos rodean. Es normal, esto es lo que sucede cuando no se trascienden nuestras primeras creencias sobre cómo funciona el mundo, el tiempo, los otros, nuestras capacidades, nuestra identidad, etc. El asunto es que no actualizar nuestro mapa para navegar la realidad, nos deja con uno que fue creado con la consciencia de un niño. Con los valores reducidos al dolor y el placer; lo bueno y lo malo; lo correcto y lo incorrecto; el amor y el castigo, etc.

“Cuando un ser humano nace, su mente y su cuerpo emocional están completamente sanos. Quizás hacia el tercer o cuarto año de dad empiecen a aparecer las primeras heridas en el cuerpo emocional y se infecten con veneno emocional. Pero, si observas a los niños de dos o tres años y te fijas en su manera de comportarse, verás que siempre están jugando. Los verás reírse sin parar. Su imaginación es muy poderosa y su manera de soñar una auténtica aventura de exploración. Cuando algo va mal reaccionan y se defienden, pero, después, sencillamente se olvidan y vuelven a centrar su atención en el momento presente para seguir jugando, explorando y divirtiéndose.Viven el momento. No se avergüenzan del pasado y no se preocupan por el futuro. Los niños pequeños expresan lo que sienten y no tienen miedo a amar. Por eso los momentos más felices de nuestra vida son aquellos en los que jugamos como si fuéramos niños, cuando cantamos y bailamos, cuando exploramos y creamos resulta maravilloso porque ese es el estado normal de la mente humana, la tendencia natural. Somos inocentes, igual que los niños, y para nosotros es normal expresar amor. Empecemos por darnos cuenta que la herramienta principal de comunicación son las palabras y que una palabra es solo un símbolo con diferentes significados que nos sirve para representar nuestra película interna, así es como en nuestras interacciones es mucho más fácil no estar hablando de lo mismo, no estar en sintonía y caer en malos entendidos que llegar a acuerdos.” -Dr. Miguel Ruiz, La Maestría del Amor.

He estado estudiando el trabajo del dr. Robert Glover, quien durante más de 30 años ha venido desarrollando un marco teórico sobre "el síndrome del niño bueno" y esto me ha traído mucha claridad para comprender de dónde vienen los estados de complacencia y resentimiento al mismo tiempo. ¿Complacencia y resentimiento al mismo tiempo? Ok, a lo que me refiero es a esa actitud que inconsciente o conscientemente nos hace vivir en función de los demás para probar algo("que soy un niño bueno") y por lo tanto, que tiene marcos implícitos y acuerdos no hablados que inevitablemente, tarde o temprano, se convierten en expectativas no cumplidas que terminan en .... resentimiento. Es como si de alguna manera algunos vivieran en una versión de la realidad en la que orbitan alrededor de la complacencia para recibir reconocimiento y el resentimiento por no obtener lo que no saben que buscan.

Si pudieramos comprender de forma sencilla la versión de la realidad del niño o la niña buena, nos tendríamos que basar en los 3 contratos encubiertos del Dr. Glover. Las reglas implícitas del juego para vivir una vida "perfecta".

Los 3 contractos encubiertos de un "niño bueno":

Un contrato encubierto es un acuerdo tácito que está en tu cabeza entre vos y otra persona, pero que nunca se ha hablado. Es lo que esperás que alguien haga, basándose en lo que estás haciendo por ellos o en lo que esperás de una relación, sin decirlo. Esperando que lo sepan.

Un niño bueno, vive desde marcos mentales como: "no soy suficiente y para serlo debo hacerte feliz", "quiero hacer las cosas bien, no me quiero equivocar", "si hago las cosas bien todos van a estar felices", "quiero vivir la vida en paz, libre de problemas"... Es decir, viven en un trance tóxico de complacencia, búsqueda incesable de validación externa, pero sobre todo de una sobre simplificación de la realidad(causa-efecto; blanco/negro). Estos son los 3 contratos encubiertos:

1. Si soy un niño bueno, entonces, seré amado.

Este se trata de un contrato que proviene de la necesidad y que condiciona el merecimiento del amor. Y las personas que operan desde la necesidad, suelen ser un repelente de relaciones.

2. Si satisfago las necesidades de los otros sin que tengan que pedirlo, entonces, ellos van a satisfacer las mías sin que yo tenga que pedirlo.

Se necesita de lectura de mente para lograr tal hazaña. El dilema de un "niño bueno" es que no se siente merecedor de los favores de otros, lo cuál se convierte en un ciclo vicioso.

3. Si hago todo correctamente, entonces, tendré un mundo sin problemas.

El problema con este contrato encubierto es que, la única persona que lleva la cuenta es el "niño bueno" a partir de estándares ambiguos sobre lo que está bien y lo que no. Cuando no obtiene lo que cree que quiere, opera desde el resentimiento.

El problema de los contratos encubiertos

Son ilusiones de la realidad sobre las cuales vivimos y que provocan una constante decepción. Porque claro, no son acuerdos hablados de forma asertiva. Esto no solamente limita la calidad de nuestra relaciones sino que además la calidad de nuestra vida pues nos aleja de vivirla con autenticidad. Operar desde acuerdos no hablados, impide que podamos reconocer nuestras necesidades y por ende satisfacerlas de forma efectiva.

A tomar en cuenta:

  • Un adulto es quien logra hacerse cargo de sus necesidades vitales y es capaz de comunicar lo que espera de la otra persona para tener una relación energizante y saludable.
  • El síndrome del niño bueno, puede ocurrir en hombres y mujeres.
  • Algunos indicadores que nos hacen saber que estamos viviendo con los contratos encubiertos son: resentimiento con otros, una necesidad neurótica por cumplir expectativas de otros y la búsqueda de aprobación(validación o reconocimiento).
  • El síndrome del niño bueno está relacionado a no reconocer nuestros poderes personales(pensar, sentir, hablar y actuar) y nuestro valor incondicional como ser.
  • Operar desde los contratos encubiertos provoca que las personas sean muy poco atractivas para escalar profesionalmente y atraer parejas.
  • El síndrome del niño bueno, es el principal obstáculo para liberar todo tu potencial.

¿Cómo liberarnos de los contratos encubiertos?

De acuerdo a Robert Glover, lo primero que debemos tomar en cuenta para liberarnos de los contratos encubiertos, es dejar de creer que lo podemos hacer por nuestra cuenta. Es decir, ocupamos ayuda; coaching, terapia, grupos de apoyo, etc. Pues luego de muchos años de vivir de acuerdo a estos marcos mentales que se construyeron en interacción social, lo más sensato es actualizar los marcos mentales en interacción social con consciencia, intención y eficacia.

Entonces el primer tip es: buscar apoyo.

Eso sí, si vos fueras mi coacheé o estuvieras llevando nuestra certificación de Líderes en Comunicación Humana, te acompañaría a reflexionar e integrar en tu vida, estos tres estados:

  1. Autoestima Incondicional: La idea de autoestima incondicional se construye sobre la consciencia de que tu identidad no está relacionada a lo que hacé y lo que tenés. Una vez claro esto, entonces podés integrar la autoconfianza para operar en la vida sin limitaciones o remordimiento, sin pretender ser alguien que no sos y más bien vivir con autenticidad. Este tema lo he compartido mucho y lo seguiré haciendo porque me parece la clave fundamental de una vida buena. Aquí podés escuchar un podcast en el que comenté al respecto.
  2. Poder Personal: El poder personal implica hacerte cargo de lo que te corresponde. Que no es demasiado, por cierto. Al estilo Estoico, lo único que depende de nosotros son: nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestras acciones y nuestras palabras. Si llevamos la atención a nuestra esfera de poder, vamos a actuar con nuestros mejores recursos. Si llevamos la atención a las cosas externas, viviremos en estados tóxicos que nos limitan y provocan sufrimiento.
  3. Panorama Social Sano: El panorama social se trata del juego mental que construimos de forma inconsciente de acuerdo a nuestras vivencias. Los roles, posiciones, etiquetas y expectativas que creamos sobre todas las personas en nuestra vida. Como persona adulta y con nuevos entendimientos, sos capaz de actualizar el juego y tener un mapa saludable para convivir con otros y construir relaciones poderosas.

Ser humano no es fácil, pero no tiene por qué ser difícil. Siempre es momento de hacer una pausa y empezar a hacer pequeños cambios, retando lo que has dado por un hecho y regalándote la oportunidad de reconocer que ante el cambio, no solo vas a seguir con vida, sino que mejorar la calidad de tu vida.

Jorge

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